Estamos rodeados de tecnología espacial. No nos damos
cuenta, pero la tecnología derivada de la
exploración del cosmos la tenemos en nuestras casas y en muchos de los productos y servicios que utilizamos de
manera cotidiana.
Y es que, sin saberlo, miles de
millones de personas en todo el mundo nos beneficiamos de los inventos que han
sido concebidos, diseñados y fabricados para
ser utilizados en la conquista del espacio.
¿Quién
no conoce el código de barras, los ordenadores portátiles, las herramienta sinalámbricas, las cocinas de vitrocerámica o
los termómetros digitales?
¿Cuántos de nosotros nos programamos el fin de
semana con las previsiones del tiempo que nos ofrecen los satélites
meteorológicos?
¿Cuántos conductores de automóviles, camiones y autobuses se guían por las indicaciones de la
red de satélites GPS?
Hasta la fecha, la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio de Estados
Unidos (NASA) y la Agencia Espacial Europea (ESA) han volcado cerca de 2.000
inventos en beneficio de la sociedad.
El resultado es que la
tecnología espacial nos beneficia de forma directa sin llegar a saber que la
tenemos en casa. Es el caso de los sistemas
de ahorro de energía que emplean los frigoríficos, lavavajillas y lavadoras, concebidos
para los primeros satélites artificiales; o
el de las pinturas anticorrosivas que protegen nuestros automóviles, cuyo origen está en las nuevas pinturas utilizadas para
resguardar las rampas de lanzamiento de los cohetes norteamericanos Saturno V
destinados a la conquista de la Luna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por tu comentario!